viernes, 25 de febrero de 2011

Eso es un libro

Y sin embargo, sabes que puedes consolarte. Entras en tu habitación con cara de pocos amigos y cierras la puerta con cuidado. Quieres estar solo. Dejas el regaliz y el cortaplumas sobre la mesa, apartas el flequillo de tu frente y adoptas una actitud solemne, de director de orquesta. Allí están, en tus cajones, junto a los petardos que te sobraron de Navidad y las canicas de cristal: tus libros. Un libro, piensas, es una cajita milagrosa: puedes meterlo en el bolsillo de tu abrigo y en él caben, sin embargo, muchas más cosas de las que existen en el mundo. En un libro cabe un dragón, por ejemplo, o un duende con pantuflas y nariz en forma de anzuelo o un gigante de cinco metros de altura que calza zapatos del número veintinueve. Un libro cruje cuando lo abres, como una galleta, y los negros regueros de tinta, sobre el frágil papel, despiden un olor sutil y sabroso, semejante al de ciertas frutas livianas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario