-¿Ya no… no me quieres?
Era una pregunta dolorosa. Su boca se endureció para soportar el golpe.
-Ya no te necesito, así de simple.
Era una pregunta dolorosa. Su boca se endureció para soportar el golpe.
-Ya no te necesito, así de simple.
Cómo acabar con tu marido, de Kathy Lette
No hay comentarios:
Publicar un comentario