
¿Sabes lo mejor de los corazones rotos? Que solo pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños.
viernes, 25 de febrero de 2011

Eso es un libro
Y sin embargo, sabes que puedes consolarte. Entras en tu habitación con cara de pocos amigos y cierras la puerta con cuidado. Quieres estar solo. Dejas el regaliz y el cortaplumas sobre la mesa, apartas el flequillo de tu frente y adoptas una actitud solemne, de director de orquesta. Allí están, en tus cajones, junto a los petardos que te sobraron de Navidad y las canicas de cristal: tus libros. Un libro, piensas, es una cajita milagrosa: puedes meterlo en el bolsillo de tu abrigo y en él caben, sin embargo, muchas más cosas de las que existen en el mundo. En un libro cabe un dragón, por ejemplo, o un duende con pantuflas y nariz en forma de anzuelo o un gigante de cinco metros de altura que calza zapatos del número veintinueve. Un libro cruje cuando lo abres, como una galleta, y los negros regueros de tinta, sobre el frágil papel, despiden un olor sutil y sabroso, semejante al de ciertas frutas livianas.
viernes, 18 de febrero de 2011
My poor heart ....
Y hay está, míralo, en una esquina mi pobre corazón, roto en mil pedazos, mi pobre corazón. Mi inocente corazón. El no sabía que era amar, el no sabía lo que le pasaría si entregaba una parte de el. Le quitaron las fuerzas, le quitaron las ganas de vivir. Míralo, que triste se le ve. Ya no sabe lo que hacer ya no quiere sufrir más. Era feliz, hasta que su mitad se le fue, se la llevó aquel que no sabía cuidarla, aquel que después se la entrego rota en mil pedazos… Pobre corazón, ya deja de sufrir, no ves que no era para ti, no ves que jugo contigo y encima te hizo sufrir. Mira corazón, no lo ves, se volvió a ir y a dejarte aquí. No volverá. No lo hará. Déjalo marchar, que viva feliz, tu confórmate con los momentos que te dejó, con los recuerdos que tendrás, con los besos que te robó, con su mirada, su sonrisa…

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